Misiones, entre la fe y la tierra

Misiones, entre la fe y la tierra

En la provincia de Misiones, al noroeste de Argentina y muy cerca del río Paraná descubrimos las ruinas históricas de San Ignacio Miní, que forman parte de las misiones jesuíticas guaraníes fundadas por la Compañía de Jesús con el cometido de evangelizar a los pueblos nativos. Estas misiones abarcaron los actuales territorios del norte de Argentina, Paraguay y Brasil y fueron fundadas a lo largo del S.XVII.


El espectacular asentamiento de San Ignacio Miní

El espectacular asentamiento de San Ignacio Miní

La misiones jesuíticas junto con los pueblos guaraníes perseguían la llamada Tierra Sin Mal. Se unían en las aldeas o tekuas, de considerable proporción, en las que los Karaí o profetas buscaban el Camino al Paraíso. Los guaraníes asumieron símbolos de la religión cristiana ya que era concomitante con el Aguyé (Camino de la Perfección) guaraní.

Portada principal de la iglesia de San Ignacio Miní

Portada principal de la iglesia de San Ignacio Miní

Con el fin de integrar a los guaraníes en la Misión se les otorgaba un cargo de autoridad en el pueblo. Así se nombró a los Parokaitara, corroborados, obviamente, por el gobernador y que por lo general eran alguno de los caciques del pueblo. Otros personajes con autoridad eran los llamados Ivíracuyu que, sosteniendo una larga vara, controlaban que todos en la Misión cumplieran su función. La adjudicación de funciones era una inteligente maniobra de los Jesuítas pues al ceder parte de los poderes a los guaraníes estos se sentían parte integrante de la comunidad y de su destino, aunque la última palabra, por descontado, residía en manos de los religiosos y del poder real.

Las volutas barrocas jesuíticas

Las volutas barrocas jesuíticas

Las Misiones se establecían como si se tratara de un pueblo español y se organizaban en torno a una gran plaza central llamada Plaza de Armas con la Iglesia como edificio principal. Adicionalmente disponían de un cementerio y una escuela que era además residencia de los Jesuítas.

Es digna de destacar la labor en el campo del arte, la música y la danza por parte de los religiosos, que fundaron en todas las misiones escuelas e incluso contaron con imprenta. A pesar del gran empeño y el entusiasmo de los Jesuítas por llevar a los guaraníes algo más que la evangelización, el rey Carlos III promulga en 1767 la llamada Pragmática Sanción por la cual los Jesuítas deben abandonar las misiones. La realidad es que la ley intentaba poner coto al poder que venía acumulando la Compañía de Jesús. Esta ley se sumó a otros movimientos en su contra, como la decisión del Papa José I, que expulsó a los Jesuítas de Portugal en 1759, mientras que en Francia fueron expulsados en 1764.

La Iglesia y el Paraíso

La Iglesia y el Paraíso

San Ignacio Miní fue una de las misiones que fueron saqueadas mucho antes de la promulgación de la ley de Carlos III por los llamados bandeirantes (paulistas o mamelucos), mercenarios que penetraban en el interior de los territorios reclamados por España. La Misión de San Ignacio resistió y tras varios cambios de emplazamiento llegó a contar con más de 3.000 habitantes que generaron una actividad febril donde ahora se encuentran sus ruinas. En estas fecundas tierras fueron capaces de llegar a altas cotas de bienestar conjugando una floreciente industria artesanal y cultural.

 ihs, Jesus Hominum Salvator de la Compañía de Jesús

ihs, Jesus Hominum Salvator de la Compañía de Jesús

Paseando por las ruinas de San Ignacio Miní inundan mil sensaciones. La intensamente roja arcilla, los enormes árboles y la abundante cantidad de vida nos dejan absortos en un enclave que efectivamente se podía considerar como la encarnación del Paraíso en la Tierra.

 La Misión de Roland Joffé

La Misión de Roland Joffé

En 1986 el director Roland Joffé recreó la vida de las Misiones Jesuíticas en la película “La Misión”. En ella nos muestra una visión de la naturaleza del ser humano: destruye  todo lo que ama. El Padre Gabriel (Jeremy Irons) se hace cargo de la Misión de San Carlos, encontrándose además con el reto de enderezar al ex-mercenario Rodrigo Mendoza (Robert de Niro) que llega a la Misión buscando su redención. Rodrigo se ve abocado a convivir con los que antes fueran sus víctimas y es conquistado por la cultura guaraní. La convivencia paradisiaca es rápidamente anulada por la decisión de la Iglesia de cerrar las misiones. La lucha será desigual ya que el Padre Gabriel defenderá el voto de la no-violencia y por su lado Mendoza volverá a la violencia de su espada para proteger y preservar la vida de los ahora sus amigos guaraníes. La historia gira sobre  grandes sentimientos del hombre: la penitencia, la redención, el perdón, la fe y por encima de todo la violenta naturaleza destructiva del hombre. El egoísmo es la perdición del ser humano. Homo homini lupus.